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Decir: Hola de Nuevo

UNA FORMA DIFERENTE DE DAR HONOR A NUESTROS SERES QUERIDOS DIFUNTOS

Por Cuqui Toledo


Compartiré un poco el origen de esta ceremonia para a continuación hacer una reseña de lo que vivimos en este Día de Muertos, tarea muy difícil para mí pues siempre que escribo sobre estas celebraciones no quedo satisfecha, me quedo con las ganas de haber podido transmitir más acertadamente el sentimiento amoroso y de alegría de todos los que la compartimos.


Hace 25 años murió uno de mis hijos y yo quedé devastada, ya no quería vivir y las palabras de consuelo que me decían: “ya tienes que vivir sin él, olvídalo, ya no está, está descansando… no me servían, creo que me ponían peor. Una gran amiga me dio un artículo de un profesional australiano que estaba desarrollando junto con otro profesional de Nueva Zelandia, una manera distinta de terapia y de relacionarse con la vida: Las Prácticas Narrativas. Era una forma muy diferente a lo que yo sabia por mi formación de psicoterapeuta.


Este artículo me devolvió las ganas de vivir y al practicar lo que proponía recobré la alegría. A los pocos años me vino la idea de compartir mi experiencia y construí esta forma de celebración basándome en 3 pilares: a)Las Prácticas Narrativas, b)lo que propone mi propia religión y algunas otras sobre el entendimiento de la muerte y c)los rituales de nuestra cultura mexicana.


Ahora sí continuaré con la reseña de la ceremonia que tuvimos en ANANTA, en la casa de Secreto #13 el viernes 2 de noviembre de 2018.


Nos reunimos alrededor del precioso altar, que no le faltaba detalle, armado

con dedicación y cariño por el personal. Ahí colocamos las fotografías de todos nuestros seres queridos difuntos que habíamos “invitado” para dedicarles la celebración.

Cuando llegaron todos, les expliqué brevemente como había desarrollado esta forma diferente de acercarnos a nuestros difuntos y que en esta ceremonia no eran ellos los invitados sino al revés, nuestros seres queridos cuyas fotografías estaban en el altar eran los que nos habían traído. Y ya veríamos para qué.


El segundo paso fue que se formaran parejas escogiendo a quien no conociera a nuestro “anfitrión”. Primero uno y luego el otro presentaran al ser querido para que el oyente tuviera una idea de quien y cómo era. Una conversación en donde cada quien presentaría a su ser querido resaltando su forma de ser, sus gustos, contando anécdotas vividas que reflejaran la relación que habían tenido con esa persona, que le había gustado y que diría esa persona de quien la presentaba. Había una sola regla: no se podía hablar de cosas tristes y menos de su enfermedad o su muerte (de eso ya se había hablado mucho en otras ocasiones). Si querían y les ayudaba podían guiarse con una lista de preguntas escritas en una hoja que se repartió; pero no era un cuestionario que había que contestar.


Para finalizar la conversación en parejas la persona presentadora comentaría con la otra si a la persona querida difunta le hubiera gustado la forma en la que fue presentada o si le hubiera gustado añadir algo más.


El bullicio de las conversaciones y la expresión de las caras de las personas al presentar a su ser querido es uno de mis “caramelos” en esta ceremonia. Esto duró 30 minutos (15 y 15).

Regresamos al plenario y algunas personas comentaron lo que habían vivido en el ejercicio.

Para la siguiente actividad les expliqué su origen que fue en otro artículo que relata una conversación entre Michael White y David Epston que conversan sobre los enfermos terminales. Dicen que así como hay herencias materiales también las hay espirituales y usan la palabra “legado” porque es la cualidad por ellos vivida que ahora quieren dar a la persona.

La actividad consistió en una meditación guiada por mí en la que cada uno habiendo logrado una relajación, se visualiza estando en un paisaje muy bello. Camina hacia una montañita en donde lo espera su ser querido difunto. Al llegar se saludan y conversan agradablemente. Al final el ser querido difunto le da su regalo, ese legado que le servirá para la vida; una cualidad para que la utilice, la goce y la delegue a los demás.


Al terminar, el ambiente que se percibía era de paz y bienestar. Algunas personas compartieron con el grupo su experiencia y yo les relaté algunos casos que me han compartido en otras celebraciones y que me han impactado.


Llegó el Profesor de Música con su guitarra y todos felices cantamos las canciones de antaño que todos se sabían. Y la última canción la cantamos en el cuarto de nuestra compañera que por su enfermedad estuvo a distancia en la celebración y ella también cantó con mucha alegría (otro caramelo que recibimos).


Y como en toda celebración mexicana terminamos comiendo, un delicioso banquete que unió la comida tradicional con lo actual, hecha con mucho amor.


ANANTA GRACIAS… o sea INFINITO AGRADECIMIENTO.


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